Tal vez aprenderemos a asumir los miedos cuando nos riamos de ellos, cuando ya no te importe nada de lo que pueda ocurrir, cuando los olvidemos o cuando haya pasado un largo tiempo desde que empezamos a tenerlos. P uede que cueste superarlos y que tardemos años en hacerlo, pero es mejor superarlos ahora que vivir con ellos toda la vida.
La verdad es que, si algo he aprendido estos últimos días, es que no puedes conformarte con poco, y menos si hablamos de amor. No podemos conformarnos con el típico buenorro rubio de ojos azules, pero que en realidad es un capullo, sí, de esos que se creen príncipes azules y no llegan a pitufo... Hay que tirar a lo alto, y repito que no hablo de físico, hay que tirar a lo alto de personalidad. Hasta hace un tiempo yo era de esas que se pillaban por putones que bueno, le dicen cosas bonitas, pero no sienten lo que dicen de verdad. Son como robots, se aprenden cuatro palabras de memoria con las que las tías caemos rendidas, pero no sienten lo que dicen. Hasta hace un tiempo yo era de esas. Hasta que te conocí a ti. Tímido, experto en pasar desapercibido, y bastante callado, pero con un corazón de oro, preocupándote por la gente, asegurándome que estarás aquí si me pasa algo, dándome un voto de confianza. Eres algo nuevo en mi vida, pero, ¿qué quieres que te diga? Te quiero .
Te echo de menos. Quizás no de manera física, pero extraño tu olor y tu voz. Bueno tampoco vamos a engañarnos, echo de menos que me cojas, me molestes o me hagas reir con cosquillas. En que pienso? en nada. MM. pero no puedo negar que no piense, sobre todo en ti. No puedo negar que no recuerde como me cogías de la cintura hacia ti. Quizás solo sea temporal, aunque si nos paramos a pensar todo es temporal porque, todo tiene un final. Odio los finales, de hecho nunca dejo que una canción termine del todo. Nunca quise que acabara.
Comentarios
Publicar un comentario