Pero pese a todo, me falta algo.
Escribo esto mientras paseo por la calle de noche, pues algo ha
cambiado desde que no me importa nada. Me siento... un poco más libre.
Por ejemplo, no tengo que cuidar que estados pongo, ahora pongo lo que
quiero, y punto. No tengo que tener cuidado con las fotos que subo,
puesto que me da igual lo que piensen. Y lo más importante, no tengo
que estar a todas horas mirando si se conecta la gente con la que
quiero hablar, o no. La verdad es que eso ha sido lo que más ha
cambiado. Desde que no estoy siempre pendiente de ello, tengo mucho más
tiempo para todo. Tengo más tiempo para vestirme bien, peinarme bien y
maquillarme bien, por lo que salgo mucho más mona a la calle. Tengo más
tiempo para mi cuarto, por lo que me he creado mi propio baúl de los
recuerdos, donde he leído cartas de hace años, y sí, reconozco que he
llorado con ellas. Tengo más tiempo para escribir, cosa que me relaja,
incluso he encontrado un nuevo hobbie, la fotografía, que me permite
observar mucho mejor lo que me rodea. A mí siempre me ha gustado
caminar sola, imaginándome y fantaseando una vida a su lado. Pues bien,
ahora que nada me importa, puedo pasear mientras me fijo más en mi
misma, por ejemplo, siempre pensando que me gustaba más el día que la
noche, ahora descubro que no, que la noche es más romántica, bonita y
mágica, y que la prefiero, al igual que ese gélido aliento del viento
que sopla de vez en cuando. Pero pese a todo, me falta algo. Me faltas
tú.
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