¡Buenos días princesa!

Hoy es un día nuevo para todos. Para algunos un día triste, con nubes. Para otros un día feliz, maravilloso, grandísimo. Para mí, hoy es el día que he dejado de soñar con cosas imposibles. Ya no busco ser aquella princesa de largos cabellos que va con un vestido más largo que el río Amazonas, y cómo no, rosa. Rosa, del color que yo antes veía la vida. Pero hoy no. Hoy no espero a ese príncipe de azul. Ese que nunca ha llegado, y nunca llegará. Porque no existe el chico perfecto. Porque esos vivieron felices y comieron perdices nunca se cumplen. Porque la vida no es así... Yo hoy no quiero ser la princesa enamorada. Yo hoy quiero ser la chica de las mil y un sonrisas que al minuto te está gritando. Esa que se viste con vaqueros y camiseta, no con vestidos llenos de lentejuelas. Esa que se arregla un poco los sábados pensando: 'Quizás hoy me lo cruce por la calle', no la princesita que sabe que se lo va a encontrar por narices, que llevará ese zapatito de cristal y extrañamente sólo te encajará a tí. Que no he perdido el zapatito de cristal ni le han dado una manzana envenenada, porque lo mío no es ese royo. Lo mío es enamorarme de un tío corriente, no de un príncipe, de uno de esos que se creen el mejor porque ha metido un gol jugando a fútbol con sus amigos y tú estabas mirando, no el que va en un corcel blanco.
Yo quiero uno que me diga 'princesa' aun sin serlo.

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