Sabes mi nombre, no mi historia. Has oído lo que he hecho, no lo que he pasado. Sabes dónde estoy, no de dónde vengo. Me ves riendo, pero no tienes ni idea de lo que he sufrido. Deja de juzgarme, saber mi nombre no implica a conocerme.
...
Tal vez aprenderemos a asumir los miedos cuando nos riamos de ellos, cuando ya no te importe nada de lo que pueda ocurrir, cuando los olvidemos o cuando haya pasado un largo tiempo desde que empezamos a tenerlos. P uede que cueste superarlos y que tardemos años en hacerlo, pero es mejor superarlos ahora que vivir con ellos toda la vida.
Comentarios
Publicar un comentario